Ir al baño en una empresa pequeña

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Mi vida ha cambiado en muchos sentidos desde que tengo un nuevo trabajo. Usar el baño, es sólo un ejemplo que parece insignificante, pero les aseguro que en absoluto lo es.

En el post anterior no lo especifiqué, pero ahora ya puedo decirles que estoy en Unocero. El Matukplex, como llaman a las oficinas, se ubican en una casa cerca de San Ángel. Una casa.

A diferencia de Reforma (el periódico, no la avenida), que tiene al menos ocho sanitarios en el área editorial, en el Matukplex hay los baños que habría normalmente en una casa, como tres y hasta con regadera.

En los corporativos el asunto del baño es bien simple: los encuentras alejados de la zona de trabajo, por lo general hay tres o cuatro retretes con divisiones y una fila de lavamanos. Si tienes suerte (o así es como yo lo veo porque soy una antisocial), puedes encontrar los sanitarios vacíos y hacer todo lo que necesites hacer con absoluta privacidad. Todo.

Si no tienes esa fortuna, pues nada, te chingas. De todas manera ya sabemos a qué se va al baño y ni modo.

El lío es que aquí, tengo la sensación, todo se escucha y me muero de pena de ir al baño. No puedo, no voy a ir y no pueden obligarme.

Para que me entiendan, desde hace casi dos meses no desayuno fruta ni nada que pueda acelerar mi metabolismo, limito mi consumo de verduras, bebo solamente el agua indispensable y me encuentro reeducando mi cuerpo para prescindir lo más que pueda del baño en horas de oficina.

¿Ya mencioné que soy la única mujer en el Matukplex? ¿Y que el baño está precisamente junto a la oficina del jefe? Creo que todo eso también me inhibe.

Es cierto que las empresas pequeñas son más acogedoras y hasta hogareñas, y el equipo de trabajo se convierte en una especie de familia, pero de ahí a que me sienta a gusto usando el baño del trabajo como lo haría en casa, pues, no sé si algún día llegue a ocurrir. Lo dudo.

Ay la vidita

Cora Bravo View All →

Mi animal espiritual es un perrito con un croc en la cabeza.

5 Comentarios Deja un comentario

  1. Chale. Te entiendo perfecto. Puedes 1) ir al baño al mediodía cuando tu jefe se va a comer. 2) Crear distracciones como mandarle paquetes por DHL y que tenga que ir a la entrada a firmarlos 😛 3) Decir que uno de los tres baños (preferiblemente el más alejado de todo) es ahora el baño de mujeres, y que es parte de una iniciativa de volver el lugar más «female friendly», junto con otras ideas para diversificar la plantilla laboral. 4) Mudarte a unas cuadras de tu trabajo e ir a tu casa al baño (Conozco a alguien de Il Norti que eso hace). Por cierto a los hombres esto les causa CERO PENA y hasta se ríen de quien se echa el pedo más fuerte.

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