Me oxido
Desde que me pagan por escribir me tomo muy en serio esto, lo de escribir. Me da pena bloguear como hacía antes: me da pena escribir tonterías, escribir con dedazos, hablarles de mi mamá, contarles de la basura que acumulo en mi cajuela o de la fiesta del otro día.
Antes era divertido, creo.
Venir aquí ahora se parece más a tener que despertarme temprano para hacer ejercicio. Me da güeva. Incluso pagué por el dominio y la cuenta premium en Wordpress y la mamada para forzarme a venir a escribir, pero pues ya ven.
¡Ajá! Como esa anualidad en el gimnasio que pagas por adelantado, según para obligarte a ir, y que de todas formas lo dejas a los dos o tres meses.
Para mí bloguear y hacer ejercicio últimamente se parecen: me da flojera, no sé bien cómo comenzar y, sobre todo, empiezo a sentir los estragos de no hacerlo.
Así como ya se me está complicando tocarme la punta de los pies, igual se está volviendo venir aquí y deshacerme de todas esas estructuras y palabras que ya escupo sin pensármelo mucho cuando redacto notas.
Me oxido.
